El proceso de Sand Blasting o arenado ha sido, desde hace décadas, un importante método utilizado para realizar tareas de limpieza y preparación de superficies en diferentes tipos de industrias como ser la construcción, metalmecánica, fundiciones, petróleo, minería, agricultura, etc para tratar tanto metales, cerámicas, concretos entre otros.
En el proceso de sand blasting se utiliza aire comprimido para propulsar partículas abrasivas a altas velocidades sobre la superficie a limpiar. Si bien la operación de sandblasteo es simple de realizar, seleccionar el equipo adecuado, así como la selección de componentes, abrasivos y accesorios compatibles al proceso, asegurará una operación eficiente con resultados exitosos.
En sus inicios el abrasivo utilizado fue la arena, pero debido a su composición, al partirse finamente deja sílice libre, causa de una enfermedad irreversible que se denomina silicosis, lo que hace extremar los requerimientos de seguridad y que ha provocado la prohibición del uso de la arena como abrasivo en la mayoría de los países tecnológicamente avanzados. Por esta razón, está siendo poco a poco reemplazado por otros abrasivos más seguros tanto para la salud del operario como para el cuidado del medio ambiente. Entre los abrasivos más populares utilizados en la actualidad se encuentra la granalla, el garnet, el óxido de aluminio, bicarbonato de sodio, etc, todos estos libres de sílice con bajo nivel de contaminación ambiental.
Es fundamental saber que tanto los equipos de granallado, arenado o Sandblasting que arrojan abrasivos a alta velocidad requieren normas de seguridad y equipos de protección especialmente formulados y diseñados para realizar estas tareas. Cuando los procesos y métodos de trabajos son los adecuados, el trabajo es seguro. Sin embargo, cuando no se toman los recaudos necesarios, las personas que trabajan en el proceso pueden sufrir serias consecuencias que podrían evitarse siguiendo una serie de pautas y recomendaciones apropiadas.